LA CORONA de ARAGÓN en Nápoles y Sicilia
El término Corona de Aragón comienza a aparecer en los documentos desde finales del siglo XIV. Es el nombre que recibe la unión del Reino de Aragón y el Condado de Barcelona, unión que vino dada por el matrimonio de Petronila de Aragón (1135-1137-1162-1174) la única descendiente del rey Ramiro II "el Monje" (1075-1134-1137-1157), quien se hizo cargo del reinado a la muerte en 1134 de su hermano Alfonso el Batallador - y Ramón Berenguer IV(1113-1131-1162), conde de Barcelona. Su hijo Alfonso II (1152-1162-1196) será el primer monarca en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona, títulos que llevarán después los reyes de la Corona de Aragón.
Petronila y Ramón Berenguer
Más tarde, por conquistas de nuevos territorios, la Corona de Aragón incluirá el reino de Mallorca, reino de Valencia, reino de Sicilia, reino de Nápoles, reino de Córcega, reino de Cerdeña, ducado de Atenas, ducado de Neopatria, marquesado de Provenza, condado de Rosellón, condado de Cerdaña y el señorío de Montpellier. Las iniciativas más importantes no siempre fueron de los monarcas, sino de sus vasallos y de la confluencia de éstos con tropas licenciadas que vagaban a la aventura en busca de botín, tierras y honores, como el germano Roger de Flor-Blum o el italiano Roger de Lauria, al servicio de la monarquía aragonesa. Estos aventureros se llamaban Almogáraves que a menudo luchaban junto a fuerzas "regulares" de los reyes.
La ciudad de Nápoles fue fundada alrededor del siglo VIII a.C. probablemente por los habitantes de la colonia griega de Cuma, a pocos kilómetros de la ciudad de Parténope, de mayor antigüedad. Recibió el nombre de Neapolis, nombre griego, "Nueva Ciudad".
En el año 326 a.C. se apoderan de ella los romanos y pasa a ser centro cultural y lugar de veraneo, donde se celebran los juegos quinquenales. Fue en el "Castel dell'Ovo" de Nápoles donde Rómulo Augusto, el último emperador del Imperio Romano, fue encarcelado antes de ser depuesto en el año 476. Teodorico el Grande la tomó en el año 493, Belisario la conquistó a los ostrogodos en el 536, Tetila en el 542 y Narsés en el 555. Nápoles fue conquistada en el siglo VI por el Imperio Bizantino durante el intento de Justiniano I de reconstruir el Imperio Romano. Después de incorporada al Imperio Oriental pasó a ser ducado en el año 572. La isla de Sicilia permaneció unida al Imperio Bizantino durante varios siglos. En el siglo XI los normandos acabaron con el poder bizantino y expulsaron a los lombardos. Fue uno de los últimos ducados en caer en poder de los normandos en el año 1039, cuando éstos fundan el reino de Sicilia. Algunos de los doce hijos del normando Tancredo de Hauteville (Guillaume Bras-de-Fer, Drogon y Onfroy) acudieron hacia el año 1037 al sur de Italia, cuando Guaimar IV de Salerno solicitó ayuda al duque de Normandía. Estos mercenarios se arrogaron allí los títulos de conde, luego de duque y después, con Roger II y la bendición del antiPapa Anacleto - que era su cuñado -, el ducado pasó en 1130 a ser reino de Sicilia. Comprendía éste una parte peninsular (Nápoles) y otra insular (Sicilia). En 1061 Roger I de Hauteville conquistó Messina comenzando una edad de oro con un sorprendente crisol de civilizaciones griega, latina y árabe. la Casa Hohenstaufen de Suabia A finales del siglo XII la Casa de Hohenstaufen de Suabia consigue el trono de las Sicilias. Federico II Hohenstaufen funda la Universidad de Nápoles en 1224. En 1266, Nápoles y el reino de Sicilia fueron asignados por el papa Clemente IV al capeto angevino Charles de Anjou, hermano del rey San Luis de Francia (1214-1226-1270). Charles de Anjou venció y destronó al último representante de la Casa de Suabia, Manfred, a quién dio muerte en 1266. Los Anjou - angevinos - desplazaron la capital de Palermo (Sicilia insular) a Nápoles (Sicilia peninsular). La Casa de Anjou sería desplazada por la Casa de Aragón, tanto en Sicilia (1282) como en Nápoles (1442). Numerosos problemas causaron la crisis del reino angevino. Soportaban una considerable anarquía feudal. La actividad comercial y financiera era un monopolio en manos de extranjeros. Las posesiones piamontesas de los Anjou se encontraban amenazadas por la presión ejercida por los Visconti, señores de Milán y por los marqueses de Monferrato. Las bancarrotas sufridas por la banca florentina agravaron la situación. En el siglo XIII la Corona de Aragón ya mantenía un importante comercio con las principales ciudades mediterráneas. En el siglo XV era importante el comercio catalano-aragonés particularmente con Nápoles, llegando a ser esta ciudad el centro del imperio comercial mediterráneo. El dominio del Mediterráneo tenía pues un gran interés para Alfonso V "el Magnánimo", un objetivo que se propuso alcanzar reprimiendo el poder de Génova, la mayor enemiga de los intereses de la Corona de Aragón. Se planteó para ello la conquista de las islas de Córcega y Cerdeña, dos centros fundamentales del Mediterráneo para el comercio de la república de San Jorge (Génova). Al mismo tiempo, el Magnánimo necesitaba controlar la situación en Sicilia, en donde podía sacar partido en provecho propio del fermento independentista que existía en la isla. El 13 de mayo de 1420 sus naves armadas zarpan rumbo a Cerdeña y Córcega, pero un acontecimiento imprevisto cambia sus planes. La reina Juana II de Nápoles pidió entonces a Alfonso V de Aragón ayuda contra el conde de Provenza Luis III de Anjou y a cambio de ello le prometió la sucesión en el trono del reino de Nápoles. Alfonso V el Magnánimo aceptó el 9 de agosto, pues vio la posibilidad de aislar a Génova gracias a un control global de las costas tirrénicas y adriáticas. Abandonando momentáneamente sus proyectos económicos en Génova, se dirigió hacia Nápoles pero al llegar a la ciudad la reina Juana II lo rechazó manifestando una desconfianza hacia la protección que Alfonso le ofrecía y éste se alejó de Italia para dirigirse hacia otras empresas. Desde que abandonó Italia en octubre de 1423 hasta finales de mayo de 1432 Alfonso permaneció en sus dominios españoles sin olvidarse de Italia. En 1432, cuando de nuevo le pide ayuda la reina Juana II, Alfonso volvió a Italia con su flota. Génova se encontraba entonces bajo el dominio de Filipo Maria Visconti, duque de Milán y amigo de Alfonso. De modo que la preocupación era únicamente el papa Eugenio IV, señor feudal de Nápoles y sin cuya sanción la adopción de la Reina era ineficaz e incompleta. Mientras esperaba el permiso del Papa para entrar en la ciudad, atacó a los musulmanes de la isla de Gerba para ganar fama de defensor de la fe, pero tuvo que abandonar ante el asedio de las tropas tunecinas. A su vuelta a Italia descubrió en Eugenio IV un enemigo. Durante la toma de Gaeta, la reina Juana II confirma de nuevo la adopción de Luis III de Anjou. En aquél momento, cuando Alfonso estaba a punto de emprender el regreso a España, la fortuna cambió de signo llegándole la noticia de la muerte de Luis III de Anjou y poco después la de la misma reina Juana II. Dejaba ésta en su testamento como heredero a René de Anjou, hermano de Luis III y en aquel momento prisionero del duque de Borgoña. Además el Papa al ser derrotado por el condotiero Niccolò Picinino se había refugiado fuera de los Estados Pontificios, dejando así el campo libre al aragonés. Pensó comenzar la conquista desde Gaeta pero los genoveses enviaron una flota para impedirlo y la batalla concluyó con la amarga derrota naval de Ponza (1435), en la que el mismo rey Alfonso y sus hermanos los infantes de Aragón fueron hechos prisioneros. Alfonso fue conducido a Milán y tratado por el duque más como huésped que como prisionero. Allí convenció al duque para llegar a un acuerdo en el que se prometían mutua ayuda y se dividían sus áreas de influencia en Italia. Alfonso, para combatir a los enemigos que tenía en Nápoles se aseguró la fidelidad de cuantos barones del Reino pudo, prometiéndoles cargos o recompensas o incluso entregándoles dinero. Con el pasar del tiempo, la progresiva orientación de la nobleza en favor de Alfonso V dio sus frutos y tras numerosas luchas, haber esquivado varias conjuras y un largo asedio, Nápoles capituló el 2 de junio de 1442. Cuando hubo conquistado todo el territorio del reino volvió a Nápoles y entró triunfalmente en la ciudad el 26 de febrero de 1443. Los barones napolitanos lo reconocieron unos días más tarde como su rey y a su hijo natural Ferrante como su sucesor y duque de Calabria. Como consecuencia de todo ello el papa Eugenio IV le concedió la investidura del reino.
Un aspecto al que desde entonces prestó Alfonso V atención fue el papado. Necesitaba un papa amigo que no invadiese su reino, fronterizo con la Santa Sede. Nicolás V fue un papa complaciente, pero cuando Alfonso de Borja alcanzó el papado como Calixto III, cambió radicalmente su actitud hacia el rey de Nápoles, se convirtió en su acérrimo enemigo y le obstaculizó en todas sus empresas y alianzas italianas. Ferrante I de Nápoles Al morir Alfonso V el Magnánimo sin descendencia masculina legítima en 1458, dejó Aragón, Sicilia y Cerdeña a su hermano Juan II - rey viudo consorte de Navarra desde 1441 - y el reino de Nápoles a su hijo natural Ferrante I, quien en su largo reinado (1458-1494) hubo de luchar contra Juan de Calabria (1425-1469), hijo de René de Anjou, al que apoyaban los nobles. Ferrante logró imponerse a sus descendientes angevinos, les confiscó los bienes y se dedicó a impulsar la industria y el comercio, pero no pudo hacer que se olvidase su condición de hijo bastardo de un conquistador. Juan de Calabria también luchó en Cataluña contra Juan II cuando los catalanes tomaron a su padre René de Anjou como Señor del Principado, poco después de la muerte deCarlos de Viana en 1461. Sucedió a Ferrante I su hijo Alfonso II (1494-1495) y a éste su hijo Fernando II de Nápoles, depuesto por Charles VIII de Francia que conquistó el reino de Nápoles, pero nunca llegó a consolidar su acción. El duque de Milán, Ludovico Sforza y los ciudadanos de Florencia no estaban conformes con la autoridad ejercida por la familia Medici y habían persuadido al rey Charles VIII, que invadió Italia, ocupó Nápoles y firmó un tratado con Florencia que estipulaba la expulsión de los Medici, así como la sumisión del Papa. Sin embargo, España, el Pontífice, el Emperador y las ciudades de Venecia y Milán se aliaron contra él y expulsaron de Nápoles a Charles VIII. El Reino volvió así pronto a los Aragoneses con Federico IV (1496-abdicación 1501), hasta que en 1504 Fernando el Católico - rey de Sicilia desde 1468 - reunió los reinos de Nápoles y de Sicilia.
Ferrante I
Nápoles había caído de nuevo en poder de los franceses en 1501, pero en 1504 lo recuperaba Fernando el Católico gracias a la actuación del Gran Capitán quien, al vencer en las batallas de Ceriñola (1503) y Garellano (1504), conquistó Nápoles. La intervención de Fernando el Católico junto a los ducados de Milán, Florencia y Siena fue eficaz para afianzar el gobierno de la dinastía aragonesa en Nápoles. En octubre de 1505 Louis XII de Francia renuncia a sus derechos sobre Nápoles en el tratado de Blois en favor de su sobrina Germaine de Foix al acordar ésta su matrimonio con Fernando el Católico que, ya desde 1504, reinaba en Nápoles. De este modo se solventaban las pretensiones francesas sobre Nápoles. No obstante, el tratado de Madrid (1526) obligó a François I de Francia a ceder sus pretendidos derechos a la corona de Nápoles recayendo ésta en el emperador Carlos V , quien a su vez la cedió a su hijo Felipe II al casar éste con María Tudor (1554). Al finalizar la Edad Media, Italia estaba dividida en varios estados de los cuales eran los principales: el ducado de Saboya, el de Milán, las repúblicas de Florencia y Venecia, los estados Pontificios y el reino de Nápoles. Los dos reinos - Nápoles y Sicilia - se mantuvieron unidos bajo mando español desde 1504 hasta 1713, año en que Nápoles pasó a ser austríaca hasta 1734. En 1734 se sometió al príncipe don Carlos y en 1799 pasó a ser capital de la República Partenopea francesa. José Bonaparte residió en ella como rey desde 1806 a 1808, en que le sucedió Murat. En 1815 Fernando IV entró de nuevo en la capital como rey. El gobierno de los Borbones terminó con la llegada de Garibaldi (1860). En 1884 una epidemia de cólera asoló la ciudad.
El origen del reino de Sicilia con la llegada de los normandos es común al de Nápoles como se ha visto anteriormente. Y así se mantiene esa unión con la llegada de la Casa de Anjou en el año 1265. Será con la llegada de la Casa de Aragón en 1282 cuando la conquista de la isla de Sicilia resulte en una separación monárquica de la Sicilia peninsular (Nápoles) y la insular (Sicilia). Charles de Anjou se perfilaba como el próximo jefe de una magna operación militar contra Constantinopla que reprodujera los esquemas de la cuarta Cruzada . Un gran ejército fue concentrándose en el sur de Italia cuando el lunes de Pascua de 1282 estalló una gran rebelión en Palermo contra los ocupantes angevinos. En el lenguaje histórico, el sangriento acontecimiento es conocido como las "Vísperas Sicilianas". La conjura se extendió rápidamente por toda la isla que en poco tiempo se vio libre de la presencia francesa. En la revuelta convergieron distintos factores. Sicilia era posiblemente el territorio que con más dureza había sufrido los efectos políticos y económicos de la dominación angevina. Nápoles había sustituido a Palermo como centro de las grandes decisiones. Pero la crispación fue también explotada por otras fuerzas no italianas. En primer lugar por el basileus bizantino que así veía alejarse el peligro de una inminente intervención militar contra Constantinopla. La rebelión fue aprovechada en segundo lugar por los rescoldos del legitimismo Staufen que depositaron sus esperanzas de revancha en Pedro III de Aragón esposo de Constanza, hija de Manfredo. La revuelta fue favorecida por Pedro III y se inició con la primera campanada que anunciaba las vísperas de la Pascua, el 30 de marzo 1282. Durante un mes los franceses fueron sangrientamente eliminados.
Los acontecimientos se habían precipitado de forma dramática. El pontífice Martín IV no aceptó la idea de las ciudades sicilianas de ponerse bajo su tutela, pues ello hubiera provocado la ruptura con su aliado Charles de Anjou. Sólo les quedó a los sublevados la opción aragonesa que se reveló de una brillantez inusitada. Pedro III desembarca el 30 de agosto de 1282 al frente de sus tropas en Trapani, haciéndose proclamar en Palermo rey de Sicilia. En unas semanas se hacía con el control militar de la isla, destrozaba la armada angevina en Nicotera y ponía pie en Reggio, Calabria. Consecuente con su política, el papa Martín IV lanzó la excomunión contra el aragonés y predicó contra él una cruzada a cuyo frente se puso el rey de Francia Philippe III "le Hardi", sobrino de Charles de Anjou. La embestida de la casa Capeta tanto en su dimensión francesa como suritaliana fue resistida victoriosamente por el monarca aragonés. Con extraordinaria habilidad, el almirante Roger de Lauria, al servicio de Pedro III, derrotó de nuevo a la escuadra angevina en aguas de Malta y Nápoles y desarticuló el sistema de aprovisionamiento del ejército francés que había invadido el norte de Cataluña. En 1284, el reino fue dividido en dos, Nápoles y Sicilia, y los dos reclamaron el nombre de "reino de Sicilia". El papa Martín IV había declarando desalojados los reinos de Aragón y de Valencia y el condado de Barcelona aragonés de Pedro III y poco después, en el año 1285, mueren varios de los protagonistas del último drama: el papa Martín IV, Pedro III de Aragón, Charles de Anjou y Philippe III de Francia. Una nueva generación heredaba un complejo contencioso político. El Papa ofrece el Reino declarado vacante de Aragón a Charles de Valois, uno de los hijos del rey de Francia Philippe III "le Hardi" y de Isabel de Aragón, habiendo ésta última ya fallecido. A pesar de la muerte en 1285 del pontífice Martín IV y de su tío abuelo Charles de Anjou, Charles de Valois conduce la "cruzada" junto al rey de Francia contra el reino de Aragón en la que también participa el heredero de la corona, el futuro Philippe IV le Bel quien ya había casado con la reina de Juana I de Navarra y Champagne . El ejército francés consigue apoderarse de Figueras y con gran dificultad de Gerona, pero antes de llegar a Barcelona es diezmado por los payeses locales con la ayuda de una fuerte epidemia de tifus que llevará a la tumba al rey de Francia el 5 de octubre de 1285 en Perpignan, de vuelta de la fracasada "cruzada". Don Jaime, rey de Mallorca y conde del Rosellón se había unido a las tropas francesas. Pedro III preparaba una expedición a Mallorca para vengarse de su hermano Jaime cuando le arrebató la muerte el 10 de noviembre del mismo año 1285, en Villafranca del Panadés a la edad de 46 años. Los acuerdos de Anagni (1295) y más tarde de Caltabellota (1302) ayudaron a deslindar las esferas de acción: Nápoles era retenido por los angevinos y Sicilia basculaba hacia una rama menor de la casa real aragonesa que, a su vez, recibía derechos de investidura sobre Córcega y Cerdeña. Una nueva etapa se abría para las relaciones internacionales en el Mediterráneo occidental. La paz de Caltabellota de 1302 había puesto fin a las luchas que desde hacía 20 años se libraban entre aragoneses y franceses. Se reconoció a Federico de Aragon (hijo del rey Pedro III de Aragon) como rey de Sicilia con el título de rey de Tinacria. Para sellar la paz, Federico II casó con Eléonore, hija de Charles II de Anjou. Esta Leonor era sobrina de la reina de Navarra Isabelle - hija de San Luis - casada con Teobaldo II . el reino de Sicilia bajo los aragoneses En Sicilia, suceden a Pedro III (I como Rey de Sicilia): Jaime II (1285-1296), Federico II (1296-1337), Pedro II (1337-1342), Luís (1342-1355), Federico III (1355-1377), Martino I (1377-1409-1410) y Martino II (1409). En 1412 el reino de Sicilia y el reino de Aragón quedan bajo los soberanos de Aragón: Fernando I (1412-1416), Alfonso V el Magnánimo (1416-1458), Juan II (1458-1468) y Fernando el Católico (1468-1516). El emperador bizantino Andrónico II pidió ayuda al rey Federico II contra los turcos. Envió allí a Roger de Flor con un ejército de mercenarios almogáraves y de esta campaña resultó el dominio aragonés sobre los ducados de Atenas y Neopatria . Pedro IV el Ceremonioso se había propuesto reintegrar a la corona aragonesa los territorios perdidos por sucesivas particiones sucesorias. En primer lugar anexionó las Baleares (1343), el Rosellón y Cerdaña (1344) alegando el incumplimiento de los deberes de vasallaje de su cuñado el rey de Mallorca Jaime III. Pedro IV quiso acabar con las contínuas rebeliones antiaragonesas en la isla de Cerdeña que alentaba Génova. Para ello se alió con Venecia y venció a la flota genovesa en Constantinopla (1352) y Alguer (1353). Luego desembarcó en la isla de Cerdeña sometiendo a los rebeldes por la fuerza (1354-56). También trató de recuperar Sicilia casándo con Leonor de Sicilia y convirtiéndose así en heredero de aquel reino (1349). La oposición del Papa y de los Anjou le llevó a reforzar los derechos de la Casa de Aragón mediante la boda de su nieto Martín con la reina María de Sicilia (1379). Aquellos enlaces proporcionaron a sus descendientes no sólo el reino de Sicilia, sino también los ducados de Atenas y Neopatria cuyo dominio hizo efectivo una expedición enviada a Grecia por Pedro IV. La inexistencia de descendientes varones de sus dos primeros matrimonios, llevó a Pedro IV a declarar heredera a su hija Constanza, rompiendo la costumbre sucesoria de la Corona de Aragón y contrariando los derechos del hermano del Rey. Aquello desencadenó la rebelión de la nobleza en Aragón y en Valencia. Pedro tuvo que hacer concesiones a los nobles en las Cortes de Zaragoza (1347) y de Valencia (1348) hasta que, apoyándose en Cataluña, consiguió imponerse militarmente a los rebeldes (batallas de Épila y Mislata) y castigar a sus cabecillas (1348). En todo caso, el matrimonio con Leonor de Sicilia solucionó el problema sucesorio, con el nacimiento de los futuros reyes Juan I (1350) y Martín I "el Humano" (1356), cuyo hijo Martín "el Joven" casaría con la heredera María de Sicilia . DUCADOS DE ATENAS Y NEOPATRIA
Los almogávares catalanes y aragoneses que habían luchado contra los angevinos franceses al lado del rey Federico II de Sicilia, precisaban para sobrevivir un nuevo campo de batalla y un nuevo señor. Éste fue el emperador bizantino Andrónico Paleólogo (1282-1328) que precisaba refuerzos para luchar contra los turcos en Asia menor. Lllegó a un acuerdo en la primavera de 1303 con Roger de Flor, hijo ilegítimo de un antiguo halconero del emperador Federico II de Suabia y también corsario perseguido por la Orden del Temple, de la que anteriormente había sido miembro. Procedente de Messina, llegó a Constantinopla en el verano de 1303 una flota de 32 navíos con 6.500 soldados mercenarios al mando de Roger de Flor, quien recibió la dignidad de "megaduque" y la mano de María, sobrina del Emperador e hija del zar Ivan Asen III y de Irene Paleologuina. Combatieron con éxito contra los turcos de Anatolia. Pero surgieron problemas entre las tropas de Roger y los genoveses con quienes tuvieron enfrentamientos. También los tuvieron con los "alanos" del ejército mercenario del Emperador. También Miguel IX Paleólogo, hijo del Emperador, mostró envidia por el éxito de los almogávares de Roger de Flor, especialmente cuando éste obtuvo del Emperador la cesión en feudo de algunas posesiones bizantinas de Asia menor y la dignidad de "César". Miguel IX ordenó entonces asesinar a Roger de Flor lo que llevó a cabo el 30 de abril de 1305 en su propio palacio de Adrianópolis. Los supervivientes de la tropa de Flor se fortificaron en Gallípoli y se organizaron como un pequeño Estado al mando de Berenguer de Enrença y se defendieron con las armas en lo que se conoce como la "Venganza Catalana ". Al grito de "aragón", "aragón" y"desperta, ferro", atacaron en Grecia a los mercenarios "alanos" del Emperador llevando feroces campañas contra Tracia y Macedonia y ejecutando sangrientas matanzas. Los mismos turcos se unieron a ellos en estas hazañas. El territorio fue saqueado, quemado y arrasado. La Compañía se trasladó de Gallípoli a occidente asentándose en la región de Casandria (1307-1309) y en 1309 hubo un cambio de rumbo tras el encuentro con Gualterio V de Brienne, nuevo duque de Atenas, quien los contrató para llevar a cabo sus ambiciones de apoderarse de territorios del Imperio. En 1311, tras la derrota de Gualterio en la batalla junto al río Cefiso, los almogávares se apoderaron del ducado de Atenas que retuvieron durante más de 70 años. La necesidad de un apoyo institucional y el hecho de que la mayoría de estos almogávares eran aragoneses y catalanes, hizo que solicitaran al rey Federico II de Sicilia que les concediera como señor a uno de sus hijos, a lo que accedió nombrando a Manfredo de cinco años de edad, a quien (+ 1317) luego sucedió su hermano menor Guillermo. En 1318 aprovechando la muerte del duque de Tesalia extendieron su dominio hacia el norte de Grecia bajo el mando de Alonso Fadrique de Aragón, hijo natural de Federico II que representaba a Guillermo, creándose el ducado de Neopatria (Ftiótide y el sur de Tesalia donde estaba la ciudad de Neopatria, antigua Ipata o Hypate, actual Ypati) que permaneció unido al ducado de Atenas, incorporándose ambos a la Corona de Aragón en tiempos de Pedro IV "el Ceremonioso". Los señores de ambos ducados se sucedieron en la Casa aragonesa de Sicilia, hasta que vinculado al rey de Sicilia, pasó a la reina Leonor , esposa del rey de Aragon Pedro IV "el Ceremonioso", con lo que se operó la pertenencia directa a la Corona de Aragón en 1377, con un Vicario General al frente (1 ). A finales del siglo XIV los ducados caen en poder de los Acciaiuoli, familia originaria de Brescia asentada en Florencia y dedicada a la banca y el comercio para posteriormente formar parte de la nobleza (duques de Atenas). En 1388, también la acrópolis de Atenas y en 1390 el castillo de Neopatria. Ocupados ocasionalmente por los venecianos (1394-1402), en 1460 los ducados pasaron a poder de los turcos. A pesar de esta pérdida los reyes aragoneses siguieron empleando en su titulación la de soberanos de los ducados de Atenas y Neopatria, inicialmente por pretensión, luego más por tradicion y en recuerdo de los tiempos pasados. De este modo siguen siendo ostentados actualmente por SS.MM. los Reyes de España. La Reina Sofía ostenta el título de duquesa de Atenas, no por su origen griego, sino por su matrimonio con el Rey de España. LOS REINOS DE SICILIA Y NÁPOLES EN LA EDAD MODERNA Desde 1504 hasta 1713, el Reino de Nápoles permanece unido al Reino de España. A la muerte de Fernando el Católico (1516) pasó la corona de los reinos de España a Carlos I de Habsburgo, siendo éste también rey de Nápoles y Sicilia. Le sucedió su hijo Felipe II (1556-1598), coronándose luego: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Murió éste sin herederos directos, asumiendo el trono Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, preferido a Carlos de Habsburgo-Austria tras la Guerra de Sucesión (1700-1713). A cambio del reconocimiento internacional de su derecho al trono de España, Felipe V tuvo que ceder los reinos de Nápoles y Sicilia a los Habsburgos. Así, desde 1713 el Virreinato está de nuevo bajo el dominio Habsburgo, aunque esta vez se trata de los Habsburgos de Austria. Llegó a ser por lo tanto parte integrante del Sacro Imperio Romano y tuvo como soberano al emperador Carlos VI. Sin embargo, de 1714 a 1720 el Rey Vitorio Amadeo de Saboya obtuvo Sicilia que luego volvió a los Habsburgo. (saber más)
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